Un tour muy esperado y una jornada que, anticipábamos, se viviría con el alma. Anneke Van Giersbergen y Marko Hietala supieron ganarse el corazón de los fanáticos de la música con sus bandas (The Gathering y Nightwish, respectivamente), y traspasar aquello a sus carreras solistas. Y ahora, podíamos verlos en acción juntos.
El inicio fue con el show acústico de Caterina Nix y Nasson, compañeros en Chaos Magic y protagonistas de muchas grandes bandas, quienes dieron el vamos con Caterina cantando de excelente manera desde el inicio, y Nasson tocando guitarra y haciendo voces también. Armonizaron de gran forma y se complementaron a la perfección, presentando temas de Chaos Magic, o covers como “Enjoy the Silence” de Depeche Mode, mientras las manifestaciones de aprecio de parte del público se fueron acrecentando, gracias también a una sentida interpretación de “Wish You Were Here” de Within Temptation, que caló hondo en la gente.
Sonó una profunda “A New Beginning” del disco “Scars” de Nasson y también “Remember Me”, del primer disco de Sinner´s Blood, donde Nasson es el guitarrista. La actuación fue buenísima, y creció más aún cuando invitaron al tecladista Brian Soriano, quien subió y agregó teclas a temas como “The Impossible”. La potencia de las canciones adaptadas se mantuvo en alto, a pesar del formato, y el alma que le pusieron se notó desde un comienzo.
Galería | Anneke van Giersbergen & Marko Hietala: Caterina Nix & Nasson en Club Chocolate
Tras una breve espera, vimos entrar al gran Marko Hietala con su bajo Warwick electroacústico, quien saludó a la audiencia y presentó a su compañero, el guitarrista Tuomas Wäinölä. El primer protagonista fue “Stones”, tema del disco “Pyre of the Black Heart”, editado el 2020 por Marko. La canción comenzó con una bellísima intro en guitarra de 12 cuerdas, un bajo que entró de a poco y un canto expresivo y profundo. El público acompañó y aplaudió fuerte al final. Marko pidió unos ajustes al retorno y seguimos. Pregunta si alguien entiende el idioma finés y tocan con un comienzo misterioso y potente. Luego de aquello, un grito eufórico: “Tonight there’s gonna be a jailbreak in this town!” y ejecutan la clásica “Jailbreak” de Thin Lizzy. Tremendo. Gran momento, donde vemos a Tuomas lucirse en la guitarra acústica, realizando el solo tal como si fuera una guitarra eléctrica, con rapidez y destreza, lo mismo que en el siguiente clásico que tocan: “Holy Diver” del inmortal Dio, en una versión demoledora, a pesar de la adaptación.
La emotiva “Two Soldiers” es un adelanto del nuevo disco en camino, y fue la antesala perfecta para presentar “Children of the Grave” de Black Sabbath, dedicada a los líderes políticos que están pudriendo todo, y muy coreada por la audiencia. Así, con la gente muy prendida, dieron vida a una soberbia “Child of Babylon” de Whitesnake, en donde aparece, en medio del tema, la diva de la noche: la gran Anneke Van Giersbergen, ante una ovación gigante. Ella se sienta, sonríe y acompaña en voces. El final es emocionante, y los chicos se despiden por un rato, dejando sola a Anneke en esta ocasión.
Anneke tiene un carisma envidiable. Su comunicación es muy fluida y transmite un ángel que parece llenar los corazones de quienes la ven. Saludó muy emotivamente y entonó “Lo and Behold” llena de groove, con una base grabada, su guitarra y, por supuesto, su inconfundible timbre de voz. Una maravilla. Con el público rendido a su encanto, presentó “Saturnine” de The Gathering, ante lo cual el público enloquece. La comunicación fue constante y el acompañamiento en esta canción fue precioso. La gente no puede olvidar esas veladas mágicas de los holandeses en Chile, y la relación que se forjó allí renace cada vez que Anneke se presenta en nuestro país. Continuó con la gran “Valley of the Queen” de Ayreon y con “I Saw a Car” de su disco “The Darkest Skies are the Brightest”.
La noche avanzó brillante con “The May Song”, otra de The Gathering, donde Anneke dice que la perdonen si se equivoca, pero suena fantástica. Enseguida interpretó “Like a Stone” de Audioslave y la piel se nos puso de gallina ante tan soberbio manejo vocal. Los agradecimientos son genuinos y marcados, y escuchamos “Hurricane”, otro tema de ella que va creciendo hasta convertirse en un verdadero huracán sonoro. Así, invita a volver a Marko y a Tuomas, quienes suben felices y bromeando, para continuar con “Catch the Rainbow” de los clásicos Rainbow.
Para seguir, anunciaron un comienzo matador, y tocaron “Wasted Years” de Iron Maiden, convirtiendo el recinto en un karaoke multitudinario que quiso caerse de la pasión con que se cantaba. La siguiente fue la bella “I See Fire” de Ed Sheeran, que antecede a “Strange Machines”, un clásico inmortal de The Gathering, que precede a otro clásico, esta vez de Nightwish: “The Islander”, que emocionó a gran parte de la gente. Enseguida, instaron a Tuomas a realizar una intro en guitarra que dio el paso al icónico riff en bajo de “Perry Mason” de Ozzy Osbourne, lo que desató la euforia en la gente ante una canción especialmente épica, donde Anneke armonizó y dio nueva vida al coro. Fue un punto altísimo, luego del cual dicen adiós, pero claramente debieron continuar, y lo hacen con otro clásico imperecedero: “The Sound of Silence” de Simon and Garfunkel, que sonó como salida de un sueño.
El show tuvo de todo, con canciones de los músicos solistas, de su bandas emblemáticas y de grandes figuras de la historia del rock, dejando un gusto muy dulce y muy emotivo ante una actuación que cautivó y prendió a cada uno de los presentes, muchos de los cuales desean volver a sentir este vendaval en el show de este viernes. Una noche de fiesta, emotiva y que será difícil de olvidar.
Galería | Anneke van Giersbergen & Marko Hietala en Club Chocolate
Fotos por Cristian Madariaga – @rockup_midnight