Alestorm desembarcó a Chile el pasado sábado 9 de noviembre en Club Blondie y desató una verdadera tormenta fiestera, pero antes, los motores fueron puestos a prueba por la agrupación nacional Minerva.
El cuarteto nacional inició a las 20 hrs. en punto con una introducción pre-grabada, saltando abruptamente a escena con la primera canción, “Respuestas”, que, si bien, no comenzó con un buen sonido, a los pocos minutos mejoró notablemente. Pero es con “Justicia Macabra” que los fans de la banda escocesa reaccionaron saltando al ritmo del death metal melódico que Minerva tenía para ofrecernos.
Cabe destacar la gran puesta en escena que tiene Nicolás Fischer, tanto vocalmente, con guturales graves y opacos a screams agudos y desgarradores, como con la interacción con el público. Y es con “Ascender”, tema homónimo a su último trabajo, que se crea un pequeño wall of death donde destaca la osadía de un pequeño hombre disfrazado de cerveza que se queda al medio de la cancha para aguantar la estampida de ambos lados. No cabe duda que el público estaba muy prendido y que Minerva sabía hacer el trabajo de un telonero a la altura de lo que Alestorm exigía.
Es el turno de “Detrás de la Máscara”, con un pequeño speech de parte de Nico, para pasar a los últimos temas de la noche: “Cielos Grises” y “Sabios”, destacando la potencia de la guitarra, bajo y batería al unísono completando 30 minutos de un show sorprendente.
Y llega el momento de los escoceses Alestorm, banda que viene con el EP “Voyage of the Dead Marauder” bajo el brazo, y una sorpresa que nadie en el público esperaba que detallaremos más adelante
Mientras esperábamos que fueran las 21:00 hrs, entra el protagonista amarillo que estamos acostumbrados a ver en todos los espectáculos de Alestorm, el preciado Pato Amarillo, con fondos y contornos en escenario de color verde fosforescente que también ya es una tradición. Se apagan las luces, aparece la banda y con el sonido de los teclados comienzan los primeros acordes de “Keelhauled”. El público reacciona inmediatamente con saltos y vítores hacia la banda, coreando la canción al son del “with a bottle of rum and yo hoho”.
Luego del inicio demoledor, es hora de volver al pasado con “Back Through Time”, que narra una batalla naval de hace 600 años atrás contra los vikingos, elogiando las proezas nórdicas de las cuales estamos tan acostumbrados con bandas como Amon Amarth.
Dejamos atrás lo épico y volvemos a la fiesta con “Mexico”. El público reaccionó coreando la canción haciendo que por momentos se pierda la voz de Christopher Bowes, quien, siendo el frontman, cantante principal y tecladista de la banda, reacciona gesticulando felicidad en su rostro. En las esquinas del escenario se encuentran, en un costado, Gareth Murdock, bajista y segundas voces, junto con el baterista Peter Alcorn; mientras que al otro extremo está el guitarrista y segundas voces Máté Bodor junto con el tecladista y segundas voces Elliot Vernon.
Volvemos al mar con “Magnetic North”, donde Elliot se luce con sus voces screams, que le aportan variedad al sonido de la banda. Pero lo que marcaría un viaje sin retorno sería la homónima “Alestorm”, desatando la alegría del público, quienes cantaron incluso la melodía de los teclados del principio de la canción y el pegadizo coro que reza: “ron, cerveza, misiones y aguamiel, esas son las cosas que un pirata necesita, alza la bandera y déjanos zarpar, bajo el signo de la tormenta de la cerveza inglesa”.
“Under Blackened Banners” continúa sin darnos un respiro, con otro coro que la audiencia repite junto a Christopher y compañía. No cabe duda que Alestorm ha creado en su público la “hermandad de piratas” de la cual habla específicamente esta canción, ya que la gente celebra como si fuera una fiesta, con saltos, headbanging y crowd surfing, que hace que la seguridad de Blondie tenga que desplegar más guardias en la barrera para recibir a las personas.
Es momento de un cover con la interpretación de “Hangover” de Taio Cruz, cantante británico de música electrónica, pero que al compás de Alestorm suena totalmente distinto. Como en la canción original hay una colaboración con un rapero, al show llega disfrazado de Tiburón, muy acorde a la temática pirata, recibido de muy buena forma, lo cual habla muy bien de la apertura de mente del rockero/metalero de hoy en día.
“Uzbekistan” es realmente territorio de piratas y de todo el público en la cancha, desatándose realmente una verdadera fiesta folk, ya que este tema es uno de los preferidos del último EP y que resume muy bien el estilo de la banda.
Y es hora de la sorpresa que les había adelantado al principio de esta nota, porque inesperadamente llega la invitada estrella del último EP a compartir escenario con la banda, y no es nada menos que la hermosa Patty Gurdy, cantante alemana e instrumentista del extraño hurdy gurdy, conocido en español como zanfona, instrumento medieval utilizado en muchos países europeos en el estilo de música folk. Llega a cantar parte de “Zombies ate my Pirate Ship”, canción extraída del álbum “Curse of the Crystal Coconut”. A Patty se le ve muy contenta de estar en el escenario compartiendo con estos piratas irreverentes, y es que luego llegaría la siguiente canción donde ella tiene un protagonismo aún mayor, ya que su instrumento cobra protagonismo junto al coro, que es cantado por ella. Pero Christopher nos da una mala noticia. El instrumento de Patty se habría perdido en el último vuelo, por lo que por esta vez solo cantaría y bailaría con “Voyage of the Dead Marauder”. Aún así, la canción sonó muy potente y el público disfrutó aunque no sonara el hurdy gurdy.
Dejamos descansar por un momento a Patty para recibir “Big Ship, Little Ship” que narra la experiencia sinigual de vivir en un barco, no importa si es grande o pequeño. Luego, pasó la única balada de la noche, “Nancy The Tavern Wench”, invitándonos a olvidar y ahogar nuestros problemas, al menos hasta mañana, durante esta canción vuelve Patty con una melódica para acompañar a la banda.
Luego de descansar en la taberna, es hora de dos canciones épicas sobre batallas: “The Sunk’n Norwegian” y “1741 (The Battle of Cartagena)”, donde la mitad de los asistentes se sientan en el suelo a remar mientras que los asistentes, disfrazados de piratas (que no fueron pocos), juegan a azotarlos con un látigo imaginario. El público de Alestorm, como sucedió para WindRose, colabora muchísimo en los conciertos de estas bandas temáticas, y es por eso que esperamos que vuelvan cada vez que quieran, ya que hay suficiente público para recibirlos.
Nos acercamos al final de la primera parte del show con dos canciones muy fiesteras e irreverentes: “P.A.R.T.Y.” y “Shit Boat (No Fans)”, donde no falta la energía de la banda ni del público, el cual sigue tan prendido como desde el principio.
No pasan ni tres minutos cuando vuelven al escenario. Christopher presenta a toda la banda, y al momento de volver Patty Gurdy, la presenta como “Patty y su cosa”, refiriéndose a la melódica que traía en sus manos, lo cual desata una gran carcajada en la invitada. Se nota que la agrupación completa la estaba pasando muy bien, por lo que en la interacción dicen que tienen preparada una canción más preguntando si nos gustaría que fueran dos o tres. El público, muy impregnado en la química de la Alestorm, pide cuatro canciones o cinco incluso, a lo cual la banda se ríe. Comienza a sonar “Drink”, que prácticamente ya es un himno pirata, seguida de “Rum”, otro clásico etílico de los escoceses que no podía faltar. Finaliza el setlist con la divertida y satírica “Fucked with an Anchor”, con el público levantando el dedo del medio junto a todos los músicos.
Del show podemos destacar muchas cosas: el buen sonido, la gran puesta en escena, el juego de luces; pero si hay que quedarse con algo, tiene que ser la química que tiene la banda con el público. Un tremendo espectáculo que esperamos que se pueda repetir en pocos años más.