Un día caluroso nos tocó vivir ayer, cuando uno cree que el verano comienza a despedirse, las temperaturas vuelven y todo se convierte en tedio. Dentro de este contexto nos enteramos de la noticia de la cancelación del show de Mayhem en Porto Alegre. Los legendarios del black se vieron envueltos en una acusación por parte del diputado Leonel Radde, del partido de gobierno, quién los vinculó con ideas ultras de derecha. Lo cual hizo arder las redes sociales y organizó a los movimientos antifaz de la ciudad, quienes protestaron frente al Bar Opinião, lo que finalmente provocó la caída del evento planificado para el 23 de marzo en dicha ciudad.
De esta forma y con ganas de disfrutar de los ya habituales Mayhem que se presentarían en el Teatro Cariola junto a la banda nacional Soga.
Llegamos al recinto a eso de las 19 horas. Hacía la previa en la fila misma y las poleras callejeras teñían de rojo y negro la vereda de San Diego. Prácticamente uniformados como hinchada de fútbol hombres y mujeres comenzaron a repletar el teatro.
Soga salió puntualmente y fue recibido con el cariño del público. La puesta en escena sólida, segunda vez que nos toca verlos en eventos de esta envergadura y definitivamente es uno de los show más completos de la escena local. Muy buen sonido y ejecución, con una teatralidad que sumerge al espectador en la emoción y carácter de la banda, definitivamente una apuesta que vale la pena repetir y si no los has visto, pues ya sabes es una recomendación que desde Rock Legacy hacemos para los amantes del black metal.
Lo malo fue que algún chistoso quiso interrumpir en show de Soga lanzando una lata de cerveza al escenario, sin embargo el inquebrantable profesionalismo de los nacionales, quienes mantuvieron la concentración, hicieron parecer que el hecho ni había ocurrido, seduciendo a los asistentes, quienes ovacionaron al proyecto local e incluso les pidieron más música, sin embargo el cronograma corría a la velocidad de la luz y no hubo tiempo para repeticiones.
La temperatura del Teatro Cariola estaba por las nubes, el sudor corría por la piel de los asistentes y sólo la cerveza ayudaba a socavar el delirio de los que con caras maquilladas hacían el aguante de esperar a los escandinavos. Las dos barras estaban repletas y el humo ensombrecía la atmósfera, se vivía la fiesta que esperábamos y en poco minutos el show comenzó.
Mayhem salió con toda la intención de hacernos arder y definitivamente lo hizo, con un sonido increíble y una puesta en escena minimalista sostenida principalmente en el trabajo de iluminación. Definitivamente no necesitaron nada más, ni pirotecnias, ni exceso de nada, sólo la distorsión de las guitarras de Ghul y Teloch, la brutalidad del bajo de Jørn Stubberud, la chacalidad de la batería de Hellhammer y por supuesto la bestialidad de la voz de Attila Csihar, que en 15 canciones convirtieron a Santiago en el centro neurálgico del mismo infierno.
“Falsified and Hated”, “To Daimonion” y “Malum” fueron las primeras piezas con las que Mayhem atacó nuestra ciudad. Attila con un desplante hipnótico manejó a la audiencia a su antojo, mostrando toda la versatilidad de su voz paseando sus cuerdas vocales desde parajes oscuros hasta las puertas del averno.
“Bad Blood”, “My Death”, “Symbols of Bloodswords” y “Voces Ab Alta”. Recién en este punto la banda descansó unos segundos para respirar y dejó unos segundos el escenario para volver con otra afronta que sin contienda sofocó a los asistentes entre delirio y la locura de la ejecución con la que los noruegos nos deleitaron la noche de ayer. “Freezing Moon”, “Pagan Fears”, “Life Eternal” y “Buried by Time and Dust”, canciones que recordaron sus trabajos de mediados de los 90s y con las que cerraron su segundo acto.
Y para finalizar “Deathcrush”, “Chainsaw Gutsfuck”, “Carnage” y “Pure Fucking Armageddon”, otro recorrido por sus primeros años que acompañados de la bandera de Chile, conectaron a cada uno con la extraordinaria presentación de Mayhem, quienes no sólo demuestran porque se mantienen vigentes a pesar del paso de los años, sino que además marcan un precedente respecto a la cultura de la cancelación, ya que en su show no hubo ningún llamado, invitación o gestualidad que hiciera pensar que el show es una incitación a las ideologías del odio.
Lo de ayer en el Cariola fue una jornada perfecta, una memorable presentación de los escandinavos en nuestro país y de cómo hicieron arder el centro de Santiago con su incansable y brutal sonido.